Regreso al bosque oscuro
Antes de que las transacciones sean grabadas en la historia de la blockchain, deben de pasar a través de la mempool de Ethereum; un limbo digital en donde la detección significa la muerte.
Así como van fluyendo a través de los nodos, en múltiples y distintas formas cambiantes, las aguas de la mempool son por igual difusas y peligrosas. Las transacciones no confirmadas son un festín para los trading bots que las devoran con una maligna eficiencia.
Estos superpredadores deambulan por la mempool acechando y recabando ganancias sistemáticamente, utilizando la misma mempool para manipular los movimientos de los precios.
Ethereum se encuentra repleto con los cadáveres de las transacciones que han sido víctimas de frontrunning antes de concretarse. Típicamente son seguidas por repetidos intentos de recreación que perpetúan la generación de ingresos para el frontrunner, los mineros y los operadores de la infraestructura.
La teoría del bosque oscuro fue expuesta por primera vez en la ciencia ficción de Liu Cixin, dentro de su novela del mismo nombre. Esta teoría explica cómo interactúan las civilizaciones interestelares y propone una hipótesis de porqué el universo es silencioso.
Dentro del bosque oscuro, las civilizaciones se encuentran separadas por grandes extensiones de tiempo y espacio. Los recursos son escasos pero la vida crece y se propaga, por lo que se genera la máxima competencia entre ellas.
Cuando una civilización confronta a otra, se crea una cadena de intrigas. Como la distancia es grande y hay mucho en juego, la intriga se intensifica hasta la aniquilación mutua. Anticipándose a esto, las civilizaciones más avanzadas vigilan toda la vida que hay en el universo y la destruyen en cuanto revela su ubicación.
Tal y como en las civilizaciones de Cixin, los frontrunners de Ethereum deben mantener una imagen clara y actualizada de todas las transacciones en la red. La velocidad es crítica por lo que los frontrunners más competitivos apuntan a una transacción en milisegundos. Cuanto mejor sea la imagen, más beneficios obtendrán.
Frontrunning es zero-sum: el éxito de un frontrunner es directamente proporcional al sufrimiento de los demás. Los eventos recientes indican que el frontrunner está mutando desde la arquitectura abierta de Ethereum hacia una infraestructura y minería pay-to-play.
Los frontrunners han encontrado una ventaja poderosa.
El frontrunner más veloz, siempre gana.
Debido al mercado libre de las tarifas en Ethereum, los mining pools conceden la transacción final al mejor postor. Los frontrunners observan una transacción en la mempool e inmediatamente envían la misma transacción con una tarifa más alta, lo que aumenta el precio de la operación.
Sin embargo, incluso las tarifas altas de gas no garantizan el procesamiento rápido de la transacción. Las transacciones comparten un embudo en común: la velocidad a la que se propagan.
Fundamentalmente, frontrunning es una carrera: un sorteo rápido, que se desarrolla en las arenas movedizas de la red peer-to-peer de Ethereum. Los frontrunners pagarán extra por jugar primero.
El primer startup dedicado a atender esta demanda se llama bloXroute. Ésta opera una red de alta velocidad dentro de Ethereum que ofrece a los clientes acceso privilegiado a los mining pools y la capacidad de eludir a los bots fuertemente armados que patrullan en la mempool.
bloXroute prioriza el tráfico en función de cuánto pagas, dando ventaja al cliente que paga más. Piensa en ello como una autopista supersónica de peaje dentro de Ethereum que se ha construido a medida para una mempool altamente militarizada.
bloXroute está construyendo armas para facilitar guerras que se desarrollen en microsegundos.
rekt observó 22,391 transacciones de la red bloXroute en un período de 30 horas. Una sola dirección representó 10,081 transacciones: más de 3 veces el número de transacciones del siguiente jugador más alto y que representa casi la mitad de todas las transacciones en la red.
Si se hace enfoque en la operación, se verá la huella inconfundible y sangrienta de un frontrunner. Para tomar como ejemplo una de las innumerables transacciones, rekt observó como una víctima intentaba cambiar CRV por ETH en Uniswap con una modesta tarifa de transacción de $4.17.
En milisegundos, nuestro frontrunner se abalanzó sobre ella, colocando la misma operación con una tarifa de transacción de $16.29. La transacción de la víctima falla mientras se acepta la transacción del frontrunner. Todo terminó dentro de 30 segundos.
El culpable:
La víctima:
Frecuentemente, estas transacciones van seguidas de un segundo intento:
Y otro:
Las transacciones más rápidas y eficientes en Ethereum ahora tienen una naturaleza malévola.
Frontrunning es vampírico. Se alimenta de los participantes más débiles, mientras que los conflictos con otros bots empujan los precios del gas a niveles imposibles. La mayoría de las veces, los frontrunners ganan, asegurando ganancias de entre decenas y centenas de ETH. Los usuarios normales pierden: emiten transacciones repetidas sin sentido y sufren costos de gas penalizantes como un efecto resultante de los bots.
Este es un juego de extracción de valor impulsado puramente por interés propio. En un clima tan glacial, tal vez sea inevitable que, habiendo acorralado el mercado de frontrunning, bloXroute encuentre otra fuente de ingresos: protección ante el frontrunning.
Por $1,250 al mes, los clientes de bloXroute pueden hacer uso de "transacciones privadas" que eluden la mempool. Hay una circularidad oscura en este modelo de negocio: similar a una banda de extorsionistas que exige derecho de piso.
Por un precio más alto, los bots pueden ejecutar su frontrun de manera furtiva y sigilosa, enviando transacciones directamente al bolsillo del minero. Despojado de su disfraz de relaciones públicas, bloXroute es un área de caza sin restricciones para el frontrunning.
En el 2019, el artículo de mayor referencia sobre frontrunning en Ethereum; Flash Boys 2.0, no encontró indicios de que mineros y frontrunners estuvieran confabulados.
Pero con el desarrollo de la autopista BloXroute, podríamos estar siendo testigos de su existencia.
Actualmente, entre el 40-50% de todos los mineros ejecutan nodos de bloXroute. Son de pago privado, altamente eficientes y eluden la arquitectura abierta de Ethereum.
La elegancia del consenso de Nakamoto es que la avaricia de los mineros protege activamente la red. Pero el interés propio siempre puede inclinarse hacia el otro lado: si el dinero es suficiente.
Dentro del bosque oscuro, la única estrategia racional es la agresión. Los oponentes pueden ser inocentes, pero cuesta más su presunción de inocencia que su destrucción.
El bosque oscuro es una profecía autocumplida. Una vez que se establece la norma de aniquilación mutua, nadie puede permitirse actuar de otra manera. Los ataques sólo pueden escalar, se vuelven más rápidos y se automatizan.
Mientras el frontrunning siga siendo rentable, se seguirán optimizando sus estrategias, proliferando inevitablemente en las pools pay-to-play.
EIP 1559 puede mejorar la situación. Este EIP esperado desde hace mucho tiempo busca estabilizar los costos del gas en Ethereum, introduciendo un límite superior máximo que eliminaría los escenarios de subastas perpetuadas in crescendo que empoderan el frontrunning.
Sin embargo, nada impide que las dark pools sigan permitiendo las subastas de gas en sus redes privadas.
Un comportamiento tan abiertamente ilegítimo podría parecer improbable. Pero también lo es que los mineros acepten gustosos el recorte salarial del EIP 1559. Ya se han pronunciado para rechazar el cambio y podrían conspirar para agregar sus propios requisitos de tarifas a Ethereum sin cambiar el protocolo.
La desconfianza mutua entre Ethereum y su infraestructura nunca ha sido más intensa.
Nota del Editor
BloXroute tiene un modelo de negocio con tintes mafiosos. Vuelven la mempool más peligrosa y luego se benefician por la venta de protección.
Al aumentar los peligros percibidos y reales de la mempool, bloXroute roba poder e independencia a los usuarios de Ethereum con una promesa de seguridad.
Mientras más elusivo o imaginario sea el enemigo, mejor para manufacturar el consentimiento. [1]
La extorsión de protección de BloXroute nos está guiando justo hacia el camino de un Ethereum pay-to-play.
Es un modelo de negocio parásito que valora las ganancias sobre el progreso, pero es legítimo - se rigen por las mismas reglas que nosotros.
Para bien o para mal, el código es ley.
Este artículo fue escrito por un colaborador anónimo.
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